El estómago, el bazo y la saliva separan la comida y la distribuyen a los órganos y meridianos de acuerdo con el gusto y el color. Cada color y sabor proporciona energía a su propio grupo de órganos. Cada órgano acepta solamente la energía que la naturaleza diseñó para él.
Al hígado y a la vesícula biliar les gusta la comida verde y ácida. Esta comida nutre los nervios. Otorga más poder de decisión. El exceso de ácido nos puede predisponer a discutir porque incrementa la energía del hígado; contrae los tendones.
Al corazón y al intestino delgado les gustan los sabores amargos y la comida roja. Esta comida alimenta el corazón y los vasos sanguíneos. Predispone a la alegría. Exceso de amargo: alegría inapropiada, debilita los huesos.
Al bazo, páncreas y estómago les gusta la comida dulce que alimenta los músculos. Esto no significa que haya que agregar azúcar o endulzantes, sino que alude a los alimentos dulces en su estado natural como el arroz, los lácteos, las pastas, etc. La comida dulce predispone a la reflexión. Exceso de dulce: obsesión, desequilibra el bazo/ páncreas, obstruye los músculos
A los pulmones y al intestino grueso les gusta la comida picante y de colores claros. Esta comida alimenta la piel. Exceso de picante: melancolía, desequilibra el sistema energético del cuerpo.
A los riñones y a la vejiga les gusta la comida de colores oscuros y salados. Esta comida alimenta los huesos. Esto no significa que haya que agregarle sal, sino que se refiere a los alimentos salados en su estado natural como ciertos quesos, pescados, etc. El exceso de salado nos predispone al miedo e inseguridad y hace que la sangre se tome más espesa.
"EL CONOCIMIENTO PROTEGE"
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