El hombre antiguo conocía muy bien su relación con los procesos astronómicos y los ciclos estacionales que dictan los astros, no solamente para la cosecha de los alimentos, sino también para lograr una vida sana y virtuosa, física y mentalmente.
Como cualquier otro componente de la Tierra, el hombre recibe desde el cielo toda la energía que le permite crecer. Esta concepción se encuentra en mayor o menor medida en la cosmogonía de cualquier cultura antigua.
Según el doctor Mark Filippi, existe una relación entre las fases lunares y cuatro neurotransmisores básicos, que explica así:
-Filosomático y Acetilcolina - Luna Nueva y Cuarto Creciente: “Cuando estamos surcando en acetilcolina, nos volvemos más sensibles, más aptos a actividades grupales y más receptivos emocionalmente”.
-Ontosomático y Serotonina - Cuarto Creciente y Luna Llena: “Es recomendable hallar un espacio solitario para aprovechar estos momentos de lucidez en los que nos acompaña nuestra musa”.
-Ecosomático y Dopamina - Luna Llena y Cuarto Menguante: “Semana para la distracción y la diversión, con actividades sociales y ecológicas en donde predomina la empatía”.
-Exosomático y Noradrenalina - Cuarto menguante y Luna nueva: “Es un estado hiperbinario, unidireccional y agresivo”, señala Filippi. Es preciso no desperdiciar nuestra energía.
Fuente: pijamasurf.com
Fuente: http://www.itg-salud.com/articulo.php?id=84425