Todos sabemos lo mucho que le gustan los dulces a los niños. Sin embargo, como madres, nuestro deber es cuidar que no consuman golosinas en exceso, porque ya es de conocimiento público, todos los peligros que el azúcar conlleva, y que van desde caries, obesidad e incluso diabetes.
Quisiera compartir contigo algunas ideas para fomentar una alimentación sana para niños y cómo puedes ofrecerles alimentos ricos y nutritivos sin tanta resistencia.
La mayoría de los productos procesados, en este caso golosinas, que podemos encontrar en el supermercado tienen una gran cantidad de azúcares, en distintas versiones, como por ejemplo, fructosa. Pero además, contienen conservantes artificiales, colorantes, realzantes del sabor, como el glutamato monosódico, y aceites hidrogenados, que son perjudiciales para la salud, y especialmente, para los niños.
No obstantes, hay ocasiones en que no podemos evitar que nuestros hijos consuman este tipo de productos, porque muchas veces habrá fiestas o eventos sociales, donde estarán en contacto con este tipo de comidas. Además, es difícil actuar como “policía” todo el tiempo prohibiendo los dulces. Más que prohibir, creo que es más útil educar el paladar de los niños.
La mayoría de los productos procesados, en este caso golosinas, que podemos encontrar en el supermercado tienen una gran cantidad de azúcares, en distintas versiones, como por ejemplo, fructosa. Pero además, contienen conservantes artificiales, colorantes, realzantes del sabor, como el glutamato monosódico, y aceites hidrogenados, que son perjudiciales para la salud, y especialmente, para los niños.
No obstantes, hay ocasiones en que no podemos evitar que nuestros hijos consuman este tipo de productos, porque muchas veces habrá fiestas o eventos sociales, donde estarán en contacto con este tipo de comidas. Además, es difícil actuar como “policía” todo el tiempo prohibiendo los dulces. Más que prohibir, creo que es más útil educar el paladar de los niños.
Una nueva relación con los alimentos
Uno de los errores más comunes que cometen muchos padres es premiar o castigar a los niños a través de los alimentos. Pienso que nunca debemos utilizar esta estrategia para disciplinar. Los alimentos no deben convertirse en una “moneda de cambio” porque no es esa realmente su función.
Cuando usamos, por ejemplo, las golosinas como un premio, o su privación como una forma de castigar, estamos creando asociaciones poco saludables en torno a la comida. Los alimentos son para nutrirnos, disfrutar y compartir.
Para mí, hay dos ocasiones donde restringir el consumo de dulces es más complicado: El supermercado, o cuando hay algún tipo de evento social, como reuniones familiares o cumpleaños.
En el supermercado, me es muy difícil evitar que mi hijo quiera comer algo, ya que toda la publicidad del supermercado está orientada a despertar el deseo por comer alimentos procesados. Además, los empaques de la mayoría de estos productos son muy llamativos, atrayendo rápidamente la atención de mi hijo.
Para sortear este problema aplico la técnica de nunca salir sin que antes mi hijo haya comido algo. Cuando estoy en el supermercado y esta técnica falla, entonces hago una suerte de negociación: Primero le ofrezco agua. Hay ocasiones en que increíblemente el solo hecho de beber agua calma los deseos de comer golosinas. Si esto no funciona, entonces, intento siempre buscar una alternativa más saludable, como frutos secos, o en última instancia, un yogurt,
En fiestas de cumpleaños y otro tipo de eventos sociales, es más complicado, ya que por lo general, siempre se atiborra a los niños con dulces y todo está a su alcance. No pretendo vigilarlo todo el tiempo así que en esas pocas ocasiones, doy un poco más de licencias.
Mi hijo aún es muy pequeño para explicarle con palabras que lo fundamental de estas reuniones es compartir y jugar, y que en consecuencia, no es necesario que se “llene” de golosinas. Sé que no puedo ocultarle por siempre este tipo de comidas procesadas, así que simplemente espero que tenga la suficiente intuición para actuar moderadamente.
Para mí, hay dos ocasiones donde restringir el consumo de dulces es más complicado: El supermercado, o cuando hay algún tipo de evento social, como reuniones familiares o cumpleaños.
En el supermercado, me es muy difícil evitar que mi hijo quiera comer algo, ya que toda la publicidad del supermercado está orientada a despertar el deseo por comer alimentos procesados. Además, los empaques de la mayoría de estos productos son muy llamativos, atrayendo rápidamente la atención de mi hijo.
Para sortear este problema aplico la técnica de nunca salir sin que antes mi hijo haya comido algo. Cuando estoy en el supermercado y esta técnica falla, entonces hago una suerte de negociación: Primero le ofrezco agua. Hay ocasiones en que increíblemente el solo hecho de beber agua calma los deseos de comer golosinas. Si esto no funciona, entonces, intento siempre buscar una alternativa más saludable, como frutos secos, o en última instancia, un yogurt,
En fiestas de cumpleaños y otro tipo de eventos sociales, es más complicado, ya que por lo general, siempre se atiborra a los niños con dulces y todo está a su alcance. No pretendo vigilarlo todo el tiempo así que en esas pocas ocasiones, doy un poco más de licencias.
Mi hijo aún es muy pequeño para explicarle con palabras que lo fundamental de estas reuniones es compartir y jugar, y que en consecuencia, no es necesario que se “llene” de golosinas. Sé que no puedo ocultarle por siempre este tipo de comidas procesadas, así que simplemente espero que tenga la suficiente intuición para actuar moderadamente.
Las golosinas en casa
Estando en casa, existen muchas maneras de evitar que nuestros hijos consuman productos ricos en azúcar, y guiarlos hacia una alimentación más saludable:
Cuida la presentación.
Los niños son muy visuales, por lo mismo, se sienten atraídos hacia los productos que en las estanterías, los cuales han sido diseñados (Lo sé muy bien porque soy diseñadora de profesión) especialmente para despertar el deseo inconsciente de comerlos.
Puedes introducir frutas en la alimentación de tu hijo si se las presentas de manera atractiva. Por ejemplo, una idea es usar platos llamativos para servir fruta picada. En ocasiones, también uso brochetas, que hace que sea más entretenido comer así, y más todavía cuando se mezclan los distintos colores de la fruta.
Puedes preparar tus propias golosinas e invita a los niños a la cocina.
Hay en la red un montón de recetas muy fáciles de preparar. Así no solo te evitas el problema de prohibir todo el tiempo las golosinas, sino que además, puedes controlar la calidad de los ingredientes.
Por ejemplo, en vez de azúcar, utilizo extracto puro de stevia, y tengo la suerte de conseguir huevos de campo. Además, a diferencia de los alimentos procesados, puedes usar frutas reales, miel, avena integral, cacao en vez de “sucedáneo de chocolate”, etc. En definitiva, te aseguras de no dar a tu hijo colorantes y saborizantes artificiales, sin mencionar los demás compuestos químicos que se añaden a productos procesados.
Eduquemos a nuestros hijos en temas de alimentación
Enseñemos a nuestros hijos de manera clara y pedagógica, utilizando un lenguaje adecuado para su edad, sobre por qué no nos gusta que consuman dulces; explicándoles cuáles son los perjuicios de golosinas y otros tipos de alimentos altamente procesados, no con el objetivo de infundir miedo o satanizar estos productos, sino que de explicarles con sinceridad, por qué tomamos ciertas decisiones. Así, los hacemos parte de la solución y les mostramos respeto.
Aunque sea imposible mantener del todo lejos a nuestros hijos de estos anti-nutrientes como el azúcar, y aceites hidrogenados, con algunas de estas ideas puedes reducir drásticamente su consumo. Si a ello le sumas el ejemplo que tú puedes dar a tus hijos, tendremos ciudadanos más conscientes de su salud.
Fuente: http://verdealegria.com/alimentacion-sana-para-ninos-evitar-las-golosinas/