viernes, 21 de septiembre de 2018

12 apóstoles para luchar contra el cáncer de estómago



El cáncer de estómago (o cáncer gástrico) es el cuarto cáncer más común en el mundo.

Aunque cualquier persona puede desarrollar cáncer de estómago, los hombres y personas mayores de 55 años de edad son más propensos a padecer dicho cáncer.

Además del sexo y la edad, otros factores más pueden influir sobre el riesgo de una persona de desarrollar cáncer de estómago.

Ciertos factores dietéticos han demostrado aumentar el riesgo de una persona de padecer dicho cáncer.

Sin embargo, también hay factores dietéticos que pueden desempeñar un papel clave en la prevención del cáncer de estómago.

El resto de esta sección proporciona consejos para la dieta que pueden ayudar a prevenir el cáncer de estómago.

1. Consumir alimentos que contienen quercetina
Asegúrate de incluir una buena cantidad de alimentos que contengan quercetina en tu dieta.

La quercetina es un bioflavonoide que tiene fuertes propiedades contra el cáncer, así mismo posee propiedades antibacterianas, antifúngicas y antiinflamatorias y está presente en altas concentraciones en las cebollas rojas y amarillas.

Según un estudio, la mitad de una cebolla al día podría reducir el riesgo de cáncer de estómago en un 50%.


Además de las cebollas amarillas y rojas, son buenas fuentes dietéticas de quercetina las manzanas, alcaparras, brócoli, cerezas, cítricos, uvas rojas, té y las bayas como las frambuesas y arándanos.

2. Reducir al mínimo las proteína

En 1902, el escocés John Beard, uno de los investigador pioneros del cáncer, descubrió que una de las principales armas del cuerpo contra el cáncer es la pancreatina.

La pancreatina es esencialmente una mezcla de enzimas que digieren proteínas, pero estas enzimas también tienen otro propósito: La erradicación del cáncer.

Las dietas que son extremadamente ricas en proteínas, mantienen ocupadas las enzimas pancreáticas en la digestión de las proteínas.

En consecuencia, estas enzimas carecen del tiempo necesario para combatir el cáncer de estómago.


Muchos nutricionistas recomiendan un período libre de proteína de aproximadamente 12 horas al día para prevenir el cáncer.

3. Atento a la curcumina

La curcumina es un fitoquímico que da a la cúrcuma su color amarillo intenso.
La curcumina se ha utilizado, en forma de cúrcuma, tanto en la medicina ayurvédica como en la china durante siglos debido a sus poderes medicinales y curativos.

En los últimos tiempos, los científicos occidentales han comenzado a prestar mayor atención a este extraordinario compuesto que, según estudios recientes, tiene fuertes propiedades contra el cáncer que lo hacen altamente efectivo frente a casi cualquier tipo de cáncer, incluyendo el cáncer de estómago.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Chicago mostró que la curcumina inhibe las bacterias que provocan cáncer (H. pylori) asociados con el cáncer de estómago.

También ha demostrado desencadenar la apoptosis, un mecanismo de autodestrucción de las células cancerosas, así como a destruir los radicales libres.


4. Evitar productos cárnicos que contienen nitrato

Los nitratos son sustancias que se producen naturalmente en nuestro entorno.

Están presentes en el aire, suelo, agua superficial y agua subterránea, así como en plantas, incluidas las verduras que comemos.

Los nitratos se utilizan también por los fabricantes de alimentos para dar a ciertos productos cárnicos un color rojo intenso, que los vuelve más atractivos ante los ojos del consumidor.

Comer alimentos que contienen nitratos, implica que el cuerpo convertirá los nitratos a nitritos, que a su vez pueden formar nitrosaminas.

Las nitrosaminas se ha demostrado son las responsables de causar ciertos tipos de cáncer, incluyendo cáncer de estómago.

Sin embargo, se puede prevenir la formación de nitrosaminas, al incluir en la dieta ciertos antioxidantes como la vitamina C y vitamina E.

Como las verduras son normalmente ricas en vitaminas antioxidantes, la formación de nitrosaminas no se considera una preocupación cuando se consumen verduras que contengan nitratos.

Los estudios de población a gran escala no han encontrado ningún vínculo entre el cáncer y un consumo elevado de vegetales que contienen nitratos, pero si han demostrado que las dietas ricas en productos cárnicos que contienen nitrato pueden causar cáncer.

5. Alimentos de bajo índice glicémico

Índice glicémico (IG) mide el impacto que causan los hidratos de carbono que contienen los alimentos en los niveles de azúcar en la sangre (glucosa).

Los alimentos con un baja calificación (IG) son digeridos lentamente y ayudan a mantener los niveles de azúcar en la sangre estables.

Los alimentos que se descomponen rápidamente causan fluctuaciones inestables en los niveles de azúcar en la sangre y se consideran alimentos con un IG elevado.

Hidratos de carbono con un IG de elevada calificación se han asociado con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo cáncer de estómago.

Los científicos creen que está relación se da debido a la capacidad de los carbohidratos con un alto IG para estimular la producción insulina y el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF).

Estas dos hormonas estimulan la proliferación tumoral y la progresión, así como la propagación del cáncer desde un órgano a otro.

Las verduras sin almidón, legumbres y frutas suele tener un índice glicémico bajo GI mientras que los alimentos refinados ricos en carbohidratos tienen generalmente una alto calificación GI.

6. Rechazar los alimentos contaminados con aflatoxinas


Las sustancias carcinógenas se pueden desarrollar en los alimentos cuando ciertos tipos de hongos crecen en los alimentos produciendo toxinas durante el procesamiento, almacenamiento o transporte.

Estas toxinas incluyen la aflatoxina, una sustancia altamente cancerígena que causa daños en el ADN.

Una exposición prolongada a la aflatoxina resultar en un mayor número de mutaciones del ADN, aumentado así el riesgo de convertirse en cancerosas células.
Los cacahuetes parecen ser particularmente susceptibles a la contaminación por aflatoxinas, pero varios tipos de alimentos, incluidos los granos enteros, legumbres, frutos secos y especias, son vulnerables a Aspergillus flavus, el hongo responsable de producir aflatoxinas.

La aflatoxina es estable y resistente a la cocción y congelación, pero puede reducir grandemente el riesgo de exposición a este veneno seleccionando cuidadosamente los alimentos:

Seleccione semillas frescas, nueces y granos siempre que sea posible o al menos evitar las nueces y granos de cosechas viejas.
Buscar signos de almacenamiento adecuado y evite los alimentos de los países que tienen requerimientos de almacenamiento deficiente
No consuma las semillas o frutos secos que tengan un sabor rancio o sospechoso
Consumir verduras ricas en clorofila para reducir el riesgo de los efectos nocivos de aflatoxinas. La clorofila puede reducir los niveles de aflatoxinas.

7. Aumente el consumo de alimentos que contienen alicina

La alicina es un fitoquímico que se produce en el ajo y en otros miembros de la familia Allium, cuando el diente o bulbo es aplastado o picado.


Diferentes estudios han confirmado que la alicina inhibe la actividad de Helicobacter pylori, bacteria asociada a un mayor riesgo de úlceras gástricas y cáncer de estómago.

Las poblaciones con un alto consumo de ajo han demostrado tener una menor incidencia de cáncer de estómago.

8. La grasa animal favorece al cáncer de estómago

Una dieta excesiva en grasa animal se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de estómago.

Un compuesto que parece desempeñar un papel clave en este contexto es el ácido araquidónico, encontrado principalmente en carnes rojas grasas y vísceras.

El ácido graso omega-6 ha demostrado fortalecer el crecimiento del cáncer y facilitar su propagación dentro del cuerpo, algunos estudios sugieren que también pueden destruir las células del sistema inmune.

En contraste, los ácidos grasos omega-3, abundantes en las nueces, semillas de lino y los pescados grasos, se cree que tienen un efecto protector contra el cáncer.


Sin embargo, incluso entonces es aconsejable limitar la ingestión total de grasa dietética a no más del 20% (de la ingesta calórica total) porque toda la grasa dietética estimula la producción de bilis que puede transformarse en ácido apocolico, un cancerígeno probado, si queda mucha grasa en el intestino durante demasiado tiempo.

Además, el elevado número de calorías provenientes de la grasa favorece la obesidad, que también ha demostrado ser un factor de riesgo para el cáncer de estómago.

9. Reducir la sal

Los estudios sugiere que una ingesta elevada de sal (sodio) puede aumentar el riesgo de cáncer de estómago.

Las regiones donde el consumo de sal es alto (por ejemplo Japón) tienden a tener una alta incidencia de cáncer de estómago y las regiones donde el uso de sal como la forma principal de la conservación de los alimentos ha sido reemplazado por refrigeración durante la segunda mitad del siglo XX han experimentando un descenso en las tasas de cáncer de estómago.

Si notas que la comida carece de sabor, prueba sazonar con especias y hierbas en lugar de aderezar con cantidades excesivas de sal.

También hay que estar consciente de la sal oculta que está presente en muchos alimentos envasados y procesados, tales como alimentos congelados, conservas vegetales y cereales comerciales.

10. Asegurar un aporte suficiente de vitamina C y E
Vitamina C y vitamina E neutralizan los radicales libres que causan cáncer y estimulan el sistema inmunológico, por eso los alimentos ricos en estas vitaminas deben incluirse en cualquier dieta para reducir el riesgo de cáncer de estómago.

Además de sus propiedades antioxidantes y de fortalecer el sistema inmune, ambas vitaminas inhiben la formación de nitrosaminas, una sustancia que causa de cáncer de estómago.


Sin embargo, el impacto de la vitamina C en la formación de nitrosaminas podría ser relevante solamente si no hay rastros de grasa en el estómago.

Un grupo de investigadores logro replicar las condiciones químicas del estómago superior y midieron el impacto de la vitamina C en la producción de nitrosaminas.

Tanto en presencia como en ausencia de grasa en el estómago.

En ausencia de grasa, la vitamina C disminuyó los niveles de nitrosaminas, pero cuando se agregó grasa, la vitamina C en realidad impulsó la formación de nitrosaminas.

11. Comer alimentos que contienen beta-glucanos

Los beta-glucanos son polisacáridos naturales, presentes en alimentos ricos en fibra soluble.

De acuerdo con algunos estudios en humanos, los beta-glucanos pueden ayudar a combatir el cáncer de estómago, ya que fortalecen las células inmunes en el área afectada por el cáncer y destruyendo las células de cáncer de estómago.

Las propiedades anti-tumorales y anticancerígenas de los beta-glucanos también se han observado en numerosos ensayos con animales.

Buenas fuentes de beta-glucanos incluyen setas, cereales, y la levadura de panadería.


Comer alimentos ricos en vitamina A y betacaroteno

La evidencia científica sugiere que hay una relación inversa entre el riesgo de cáncer de estómago y el consumo de alimentos ricos en vitamina A y betacaroteno.

Un estudio de cohorte con más de 80.000 adultos suecos determinó que una dieta rica en vitamina A y beta-caroteno permitió una disminución significativa en el riesgo de cáncer de estómago.

Buenas fuentes dietéticas de betacaroteno son las zanahorias, batatas, col rizada, espinacas y calabaza de invierno.

Si a las doce sugerencias anteriores, se agrega un cambio en el estilo de vida sedentario y de consumo excesivo de alcohol, las probabilidades de padecer no solo cáncer de estómago, sino cualquier tipo de cáncer, serían prácticamente cero.


Fuente: http://temassobresalud.com/apostoles-cancer-de-estomago/