La resistencia antimicrobiana, conocida también por sus siglas en inglés (AMR) está catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un riesgo importante para la humanidad. Cálculos realizados indican que, si no se ponen medidas, la AMR podría acabar con la vida de 10 millones de personas al año.
Los organismos resistentes (bacterias, hongos, virus y algunos parásitos) pueden resistir ataques de medicamentos antimicrobianos tales como antibióticos, fungicidas, antivirales y antipalúdicos, de tal forma que los tratamientos convencionales se vuelven ineficaces y las infecciones persisten, lo que incrementa el riesgo de propagación’ [1].La OMS define la resistencia antimicrobiana como ’la resistencia de un microorganismo a un medicamento antimicrobiano al que originalmente era vulnerable.
La OMS ha realizado varios informes avisando de la importancia de la AMR. Algunos datos:
En 2013 hubo 480.000 casos de tuberculosis multirresistente registrados en el mundo. La tuberculosis ultrarresistente se ha detectado en 100 países. La tuberculosis multirresistente requiere tratamientos que son mucho más largos y menos eficaces que los de la tuberculosis no resistente.
En algunas zonas de la subregión del Gran Mekong se han detectado resistencias al tratamiento combinado basado en la artemisinina (TCA), la mejor terapia disponible para el paludismo causado por P. falciparum. La aparición y la propagación en otras regiones de la resistencia a varios fármacos, incluido el TCA, podría revertir los importantes logros alcanzados hasta la fecha en la lucha contra la enfermedad.
La continua ampliación del acceso a los antirretrovíricos se asocia con un aumento de la resistencia a los fármacos contra el VIH. En 2013, de los 12,9 millones de personas infectadas por el VIH que tomaban antirretrovíricos, 11,7 millones vivían en países de ingresos bajos y medios.
En el informe recientemente publicado por Sum of Us sobre medicamentos tóxicos, se apunta a que factores de orden económico y la falta de transparencia en la industria farmacéutica alimentan la crisis de la AMR.
El suministro barato e irrefrenable de antibióticos, los incentivos financieros que alientan la prescripción de éstos medicamentos o la falta de inversión por parte de la industria para el descubrimiento de nuevos medicamentos no hacen más que empeorar la situación.
Pero uno de los factores que más ayuda a la AMR es la contaminación medioambiental por medicamentos. En el año 2008, The Associated Press informó que el agua potable distribuida a 46 millones de estadounidenses contenía trazas de fármacos. El agua analizada en India sin embargo, contenía índices 150 veces mayores que los niveles más altos detectados en Estados Unidos [2].
Lo que contamina el medio ambiente son las materias primas en la primera etapa de la cadena de producción de antibióticos, las denominadas APIs.
El informe publicado por Sum of Us revela que ’la industria farmacéutica, con su compleja red de interconexiones y la opacidad entre las cadenas de producción, está también jugando un papel importante en el aumento de la crisis internacional de la AMR. China suministra la gran mayoría de materias primas de los antibióticos para el mercado global. Y todo apunta a que muchos de los antibióticos comercializados por multinacionales farmacéuticas europeas y de EEUU son producidos usando materias primas procedentes de fábricas chinas.
El vertido sin control de APIs en los ríos y canales en China e India conduce a la proliferación de bacterias resistentes, que no son solo perjudiciales para las poblaciones locales, sino que también pueden conducir a la propagación de estas bacterias en todo el mundo a través del transporte y el comercio’.
¿Cómo evitarlo?
Para evitarlo, Sum of Us demanda una serie de mínimos:
Pero uno de los factores que más ayuda a la AMR es la contaminación medioambiental por medicamentos. En el año 2008, The Associated Press informó que el agua potable distribuida a 46 millones de estadounidenses contenía trazas de fármacos. El agua analizada en India sin embargo, contenía índices 150 veces mayores que los niveles más altos detectados en Estados Unidos [2].
Lo que contamina el medio ambiente son las materias primas en la primera etapa de la cadena de producción de antibióticos, las denominadas APIs.
El informe publicado por Sum of Us revela que ’la industria farmacéutica, con su compleja red de interconexiones y la opacidad entre las cadenas de producción, está también jugando un papel importante en el aumento de la crisis internacional de la AMR. China suministra la gran mayoría de materias primas de los antibióticos para el mercado global. Y todo apunta a que muchos de los antibióticos comercializados por multinacionales farmacéuticas europeas y de EEUU son producidos usando materias primas procedentes de fábricas chinas.
El vertido sin control de APIs en los ríos y canales en China e India conduce a la proliferación de bacterias resistentes, que no son solo perjudiciales para las poblaciones locales, sino que también pueden conducir a la propagación de estas bacterias en todo el mundo a través del transporte y el comercio’.
Para evitarlo, Sum of Us demanda una serie de mínimos:
Parar de comprar APIs que provengan de fábricas que contaminen el medio ambiente circundante.
Aplicar políticas de plena transparencia, adoptar tecnologías de producción limpias y asumir políticas de prevención en las cadenas de producción.
La UE y EE.UU deben adaptar las normas vigentes para que la producción de medicamentos cumpla con los preceptos contenidos en las Buenas Prácticas de Producción.
La U.E. y EE.UU tienen que imponer una mayor política de transparencia a las empresas farmacéuticas.
La contaminación causada por las farmacéuticas debe incluirse como un asunto de emergencia global.
Incluir criterios ambientales en la implementación de buenas prácticas de producción.
Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Medicamentos-toxicos-La